Una mirada psicológica al conflicto Catalunya España

La perspectiva desde la que miro excluye de entrada todo posicionamiento político a favor o en contra de cada bando. Tampoco se trata de una posición equidistante que mira desde fuera a ambos lados y se autoproclama en posesión de una neutralidad sospechosa. Al contrario, la mirada psicológica desde la que pienso el tema me obliga a una interiorización absoluta que persigue pensar el mismo corazón del problema.
En el conflicto aparecen dos partes enfrentadas, cada una de ella desde una postura ideológica que justifica tanto la propia posición como critica y condena a la contraria  al error y a la mala fe. Esto se hace evidente al observar la relación entre Rajoy y Puigdemont como cabezas visibles de un enfrentamiento colectivo que se caracteriza por una polarización radical y un absoluto extrañamiento y condena del otro bajo la acusación de ser el causante del problema y bajo un radical rechazo a la legitimidad de sus repectivas motivaciones y estrategias,
En ambos la estructura psicológica desde la que se comprende y se reacciona ante el conflcito es exactamente la misma. Y es precisamente esta estructura idéntica en ambos y no el tema de disputa lo que imposibilita crear una solución al conflcto, sobretodo si consideramos como solución la que requiere de un escenario no impuesto por coerción alguna, esto es, por la lógica del poder.
Esta estructura psicológica que preside el conflicto y condiciona, mejor dicho, cercena, las posibilidades creativas de solución tiene en su fundamento una contradicción. En un lado de dicha contradicción tenemos la actitud y la visión nihilista hija de la modernidad y en el otro, la lógica impuesta por la dinámica global del momento histórico que padecemos.  Desde un nihilismo reactivo que es el propio de la postura ideológica, sea cual sea  el ismo que le dá contenido, se busca implacablemente, el predominio y la imposición de las propia ideología cuya esencia no es el descubrimiento de verdad alguna sino la imposición del programa y los objetivos determinados por una ciega adhesión a determinadas ideas incuestionables, dogmas. Desde otro lado, la dinámica histórico-cultural ha vuelo obsoletas las nociones de identidad, sujeto y verdad dejando paso a un proceso abstracto, desprovisto de contenido, sin horizonte ético, expresión última del nihilismo, en el que la economía ( globalización), la tecnología y la ciencia instauran un mundo virtual sin coordenadas geográficas ni parámetros humanos.Esta dinámica global podemos caracterizarla como la negación del sujeto, y su noción relacionada, la identidad. Una época post-humana.
En tal contexto socio-cultural y psicológico, las propuestas nacionalistas tanto de lado catalán como del español, son retrógradas, alientan y se alimentan de ideas, imágenes y mitos de un mundo que está agonizando. El mundo que está emergiendo, en cambio, parece escapar a la reflexión de los intelectuales y los opinadores orgánicos del sistema mediático que nos invade cada día.
Cabe la sospecha y ello a pesar de la sangre vertida por la represión policíaca que de lo que trata este asunto es el de constituir un divertimento más a sumar al de las series y programas televisivos cuyo único fin es el entertaining, mantener al personal pegado a la pantalla sometidos todos  al mundo virtual cuyo única regla parece ser “the show must go on…”

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